Los desinfectantes con y sin lejía tienen algunas diferencias importantes en su composición y en su capacidad para eliminar gérmenes y bacterias.
La lejía, también conocida como hipoclorito de sodio, es un desinfectante muy efectivo debido a su capacidad para matar una amplia variedad de bacterias, virus y hongos. Sin embargo, también puede ser corrosiva y puede dañar algunos materiales si se usa en concentraciones demasiado altas. Además, su uso en concentraciones elevadas puede ser tóxico y peligroso para la salud humana, especialmente si se inhala.
Por otro lado, los desinfectantes sin lejía están formulados con otros ingredientes activos, como el peróxido de hidrógeno, el ácido láctico o los cuaternarios de amonio (amoniaco). Estos desinfectantes también son eficaces para matar muchos tipos de gérmenes y bacterias, pero en general son menos corrosivos y menos tóxicos que la lejía. Además, algunos de estos desinfectantes sin lejía pueden ser más seguros para usar en superficies delicadas y para la piel.
Los desinfectantes con lejía son muy efectivos para la desinfección de superficies duras y no porosas, como las encimeras de la cocina y los pisos de baldosas. Sin embargo, si se desea desinfectar superficies más delicadas o que entran en contacto con la piel, puede ser mejor utilizar un limpiador amoniacal.
Advertencias en el uso de la lejía
El uso de la lejía como desinfectante debe hacerse con precaución y siguiendo las instrucciones del fabricante. Algunas advertencias importantes son:
- Precaución al manipular: La lejía es una sustancia corrosiva y puede causar irritación en la piel y en los ojos. Es importante utilizar guantes y protección ocular al manipular la lejía.
- Ventilación adecuada: La lejía emite vapores fuertes que pueden ser irritantes y dañinos si se inhalan en grandes cantidades. Es importante utilizar la lejía en un lugar bien ventilado para evitar la acumulación de vapores.
- No mezclar con otros productos químicos: La lejía no debe mezclarse con otros productos químicos, especialmente amoniaco, ya que puede producir vapores peligrosos. Siempre lea las etiquetas y siga las instrucciones del fabricante para evitar accidentes.
- Diluir adecuadamente: La lejía debe diluirse adecuadamente antes de su uso. La concentración recomendada varía según el producto, pero en general se recomienda una solución de 1 parte de lejía por cada 10 partes de agua para la desinfección de superficies.
- Evitar el contacto con ciertos materiales: La lejía puede decolorar o dañar ciertos materiales, como la ropa, el papel y algunos metales. Es importante leer las etiquetas del producto y evitar su uso en materiales sensibles a la lejía.
La lejía es un desinfectante eficaz pero potencialmente peligroso si se usa de manera incorrecta. Es importante leer las recomendaciones de uso de cada fabricante y tomar precauciones para evitar accidentes y lesiones.